Cuando estás en el camino de lograr una meta, los días se sienten iguales.
Haces las acciones necesarias para cumplir tu objetivo y no ves progresos en el corto plazo.
Esto, sin duda, puede producir cierta insatisfacción porque tal vez no estás logrando lo que realmente deseas.
Hay cosas que toman tiempo y la paciencia es una virtud que debes adoptar si no quieres abandonar tu meta.
En mis años como emprendedor he aprendido que la paciencia es un pilar importante cuando se trata de realizar las acciones necesarias para llegar a un objetivo.
Yo era de los que se desesperaba cuando no veía cambios inmediatos.
En 2014 asistí a un entrenamiento de metas que me ayudó a replantearme lo que quería para mi vida.
Decidí ponerme las pilas para bajar de peso y sentirme mejor conmigo mismo.
Empecé a engordar cuando tenía once años y no bajé de peso hasta que estuve en mis veintisiete.
Casi 16 años de malos hábitos no desaparecerían de la noche a la mañana, pero tenía que comenzar de una forma u otra.
Empecé a hacer los menús de comida que le daban a mi hermano, pedí consejos a algunos amigos expertos y, cuando tuve la oportunidad, hice el seguimiento con una nutrióloga, a quien compartía mis medidas y peso por mensajes.
No fue un camino fácil. Mi mayor obstáculo era mi mentalidad porque eran muchas las tentaciones y podía comer lo que yo quisiera.
Pero no era lo más apropiado.
Hoy en día he visto mucho escepticismo contra aquellas personas que se toman fotografías en los espejos o cuando terminan una rutina de ejercicio.
Nunca sabes, pero detrás de esa fotografía hay una historia de esfuerzo, luchas internas y la búsqueda para mantener la motivación.
Siendo honesto, eso es lo que me ayudó a mantenerme motivado para perder más de treinta kilos y bajar de la talla 37 a la 32.
Tomarse fotografías es una manera de documentar los progresos que vas obteniendo a lo largo del camino y que te ayuda a motivarte para seguir caminando hacia tu objetivo.
También es una forma de celebrar los pequeños logros que vas obteniendo. Por ejemplo, si corriste dos kilómetros por primera vez o elaboraste la comida que tanto se te dificultaba.
Cuando celebras tus logros diarios, por más insignificantes que hayan sido, tu energía cambia y la manera en que ves las cosas también se ve afectada.
Te sientes motivado y listo para dar tu máximo al siguiente día.
¿En qué se parece esto a la escritura?
Escribir un libro no es algo que vas a lograr de la noche a la mañana, a menos que puedas utilizar el dictado, sin parar, durante un tiempo determinado.
Cuando documentas tus logros en la escritura, es decir, cuentas las palabras que escribes cada día, te motivas para seguir avanzando.
Utilizar calendarios y contar las palabras diarias es una buena forma de mantener la motivación y fomentar la disciplina para escribir a largo plazo.
Por ejemplo, yo nunca hubiera sido capaz de escribir un artículo diario si no me hubiera comprometido conmigo mismo. ¿Cómo mantengo la motivación? Viendo todos los artículos que he escrito en una lista de Excel.
Cada artículo es adaptado en un episodio del Podcast y que también me ayuda a encontrar más inspiración para hablar sobre otros temas.
Por eso, cada vez que termines alguna actividad o tengas algún logro diario, celébralo de la manera que te guste más.
Puede ser cocinando tu comida favorita, tomándote una cerveza o saliendo a cenar con tu familia.
El cielo es el límite.
Te darás cuenta como tu energía comienza a cambiar y la motivación llegará por añadidura.
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