Cuando terminaba de escribir un libro, procedía a imprimirlo en hojas.
Me gustaba mucho trabajar la auto-edición a mano, porque podía subrayar los textos y anotar las correcciones.
Es una actividad que disfruto mucho y en la que puedo pasar horas trabajando.
Sin embargo, cuando comencé a trabajar en la tercera edición de Secretos del Pasado, decidí probar un modelo diferente:
Re-escribir directo en la computadora.
Quería probar nuevas cosas dentro de la escritura y averiguar mi evolución como escritor.
Sin embargo, fue todo un reto.
Estaba acostumbrado a realizar el trabajo de otro modo y hubieron días en los que mi cabeza no daba más.
Terminaba sumamente cansado al final del día y algunas mañanas me levanté más tarde de lo habitual.
Me gustó trabajar de esta forma, porque leía en voz alta y corregía al mismo tiempo. Pero como dedicaba hasta 3 horas diarias, terminaba muy agotado.
Repetí este proceso en la séptima novela de El Círculo Protector y pensé que sería emocionante.
Pero con todo el trabajo de marketing por hacer y gestionar la publicidad de los otros libros, sentía mucho agotamiento mental.
Entonces decidí replantearme la auto-edición de esta séptima novela.
No quiero terminar rápido, quiero hacerlo a mi ritmo y sin estrés.
Conté las páginas totales del libro y me enfoqué en re-escribir «n» páginas por día.
A partir de la página 60, comencé el trabajo sin sentirme presionado y ajustando la historia de una manera que funcionara.
He aquí la importancia de las micro metas. De entender que estás en un maratón y no en una carrera.
Auto-editar de esta manera me permitió avanzar a un ritmo que me ha encantado.
Considerando la rutina que tengo hoy en día, ha sido lo más adecuado.
Cada vez que te propongas alguna meta, sé honesto contigo mismo y define en cuanto tiempo quieres lograrlo.
Divide esa meta en pasos pequeños que puedas cumplir por día.
La mente también paga las facturas, así que lo más recomendable es ir paso a paso, sin presiones.
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