#239 – El manifiesto del escritor creativo y su impacto en tu escritura

¿Alguna vez has pensado en el poder de las palabras?

Cuando nosotros nos expresamos de nosotros mismos, es porque realmente creemos lo que somos.

Aunque también podemos ser un poco duros, a veces.

«Es que no soy nada disciplinado»

«Me cuesta organizarme para escribir el libro que quiero»

«No soy nada creativo»

Y la lista puede continuar.

Cuando uno sabe de lo que es capaz y cree que por esa realidad no puede ir más allá, entonces está en lo cierto.

Nuestras circunstancias están creadas por nuestros resultados, que viene desde lo que pensamos.

En el caso de escribir un libro, nos detenemos porque no sabemos cómo empezar.

Nos cuesta lograrlo porque hay una fuerza interna que no nos deja avanzar, pero esta fuerza tiene más que ver con un sistema de creencias.

Lo único que necesitas hacer atestiguar la experiencia de alguien más para eliminar esa creencia.

¿Has escuchado cuando dicen «Si el pudo, yo también puedo»?

Y de pronto, te enteras que esa persona logró el resultado.

Eso es porque la persona encontró evidencia que lo ayudó a eliminar esa creencia que le detenía y se enfocó en trabajar para lograr su objetivo, motivada porque alguien más pudo.

Muchas veces abandonamos las metas porque no vemos resultados en el corto plazo o las acciones que llevamos a cabo parecen insignificantes.

Sin embargo, solo necesitamos creer que «a veces» el progreso es lento y cada acción que llevas a cabo te va acercando a tu objetivo.

Una de las formas en las que puedes motivarte para convertirte en un buen escritor y contar historias sean de interés para los lectores, es creer firmemente en el mensaje que quieres transmitir.

A veces no creemos porque nadie nos va a leer, pero la cosa cambia cuando tu experiencia le sirve a alguien más, es decir, hace lo que tú le recomendaste, sin tener expectativas, y de pronto te da la sorpresa.

Fulanito ha comenzado a escribir su propio libro y está avanzando.

Fíjate, yo nunca me imaginé que mis experiencias le sirvieran a otras personas. No me consideraba apto para enseñar. Creía que era un incompetente y que no podía aportar mucho.

Pero cuando un amigo puso en práctica los consejos que le di y tuvo resultados, la cosa cambió.

Empecé a creer que no era un incompetente, que mi experiencia le podía servir a otros y que podía impactar al mundo de esa forma.

Ahora, después de ayudar a cientos de escritores en todo el mundo, sé que mis experiencias pueden aportar cosas muy positivas a las personas y ayudarlos a mostrar su mensaje al mundo.

Tu historia puede inspirarlos y destruir esa creencia que tal vez los está deteniendo.

Aunque si sientes que estás batallando, lo mejor es crear un manifiesto, que es como una lista de afirmaciones sobre cosas que deseas manifestar.

Las afirmaciones son ejercicios poderosos porque pueden destruir una creencia que te está deteniendo de avanzar hacia tu objetivo.

Identifica aquellas creencias que te producen las emociones que quieres evitar a toda costa cuando ejecutas ciertas tareas en el día.

Si es la emoción que sientes al escribir, redáctala.

«Cuando me pongo a escribir siento que nada fluye y me frustra mucho estar así», por ejemplo.

Haz una lista de mínimo 5 emociones y explica porqué no te gusta experimentarlas o qué es lo que te molesta de ellas.

Cuando tengas esta lista, sustitúyela por algo positivo, por ejemplo:

«No puedo escribir porque no soy creativo» -> «Soy un escritor creativo y mi historia puede impactar las vidas de otros».

Toma tu manifiesto con afirmaciones y léelas en voz alta todos los días. Haz una lista de los logros o avances que obtengas sobre la marcha, para que puedas leerlos cuando sientas que la motivación no está de tu parte.

Leer nuestros logros nos regresa la motivación y nos hace sentirnos llenos de energía, además, nos mantiene en el camino hacia nuestra meta.

En la escritura, un manifiesto de afirmaciones puede tener un impacto tremendo si lo lees todos los días. Poco a poco te darás cuenta como los pensamientos negativos se disipan y es cuestión de tiempo para que la resistencia baje y realices tus actividades sin presiones.

Si te gustó este post y te fue útil, pasa la voz y compártelo con más personas.