Escribir es una actividad en la que te sumerges a explorar tu propia creatividad.
Vas imaginando cada escena y la manera en las que tus personajes se desenvuelven en la historia.
Aunque también es una actividad intensa, que requiere dedicación y compromiso.
Debes hacer el esfuerzo, cada día, por hacerte presente y sentarte a escribir durante un tiempo determinado.
En mi última novela me senté a escribir durante 36 días, con los domingos de descanso.
Necesitaba un día libre para que mi mente se relajara y volver los lunes con fuerza.
Ha sido una de las experiencias que más he disfrutado como escritor y me ha permitido tener nuevos aprendizajes y salir de mi zona de confort.
Por primera vez, en años, no tuve ningún contratiempo para este libro. Lo que me hace sentir orgulloso de la planeación que hice al principio.
Como escritor sabes que necesitas un respiro. Tu cuerpo y mente necesitan un descanso.
Al ser una actividad que demanda estar concentrado y utilizar el cerebro al 100 por ciento, debes tomar un merecido descanso.
Hay que dejar descansar el libro, al menos por un día, y después volver a él para empezar el proceso de auto-edición.
Yo había decidido descansar dos días, pero en esta ocasión decidí hacerlo por 1 semana.
Así me aseguro de revisar cada elemento de la historia y la línea de tiempo que construí a medida que escribía.
Cuando digo descansar hablo de un descanso de la escritura, no necesariamente de las actividades creativas, por ejemplo, la planeación de lo que sigue.
En nuestro caso, la mente es la que paga las facturas y es necesario tomar un respiro antes de volver al manuscrito para comenzar las correcciones.
Cuando termines de escribir tu libro, celébralo como un gran logro. Organiza una cena con tu familia o amigos y cuéntales el verdadero motivo.
También puedes celebrar tu mismo, si deseas mantener el libro en secreto, al menos hasta que te sientas listo.
La celebración es una afirmación al universo de que has sido capaz de lograr tu meta, y te recompensará con más fortaleza, energía y motivación.
Eso es lo que me gusta hacer después de que escribo un libro, pero también es importante dejarlo descansar.
Elige qué tan prolongado será tu descanso y programa actividades que te ayuden a relajarte. Créeme, tu cerebro te lo va a agradecer mucho.
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