Los webinars son una gran experiencia que he vivido como autor y emprendedor.
Estos eventos en línea me han permitido desarrollar mi manera de comunicarme con la audiencia.
Y no solo eso.
¡Ha tenido un gran impacto en mi manera de comunicarme con todas las personas!
La primera vez que organicé un webinar vivía en Chicago, durante el mes de febrero del 2016.
Estaba sumamente nervioso porque nunca había dado un taller en vivo.
Había subido tutoriales a Youtube, pero nada tan sofisticado como un taller totalmente en vivo.
Que las personas me vieran y me escucharan hacía que mi estómago se revolviera.
Pasaban muchas cosas por mi cabeza:
¿Y si sienten que solo he venido a venderles?
¿Qué tal si no les gusta mi tema?
¿Realmente se tomarán la molestia de escucharme?
A pesar de las adversidades, organicé todo lo necesario para dar el webinar como debía.
Tuve el apoyo de un amigo, que me avisaba cómo iban las cosas.
El taller se llevó a cabo un jueves a las 7 de la noche.
Era el horario en que muchas personas salían de sus trabajos y se encontraban desocupados.
Tenía la computadora en una base alta, con la cámara web y el micrófono funcionando.
Ingresé a la plataforma donde daría el taller y las personas comenzaron a conectarse.
Uno, dos, tres, diez, veinte, quince, veinticinco, treinta…
Cuando menos lo esperé había 98 conectados.
«Espero no meter la pata», me dije para mis adentros.
Encendí mi cámara y micrófono y, con todos los nervios del mundo, comencé a hablar.
Saludé a las personas que habían llegado, les di instrucciones de la temática del taller y esperé cinco minutos a que se conectaran más personas.
A las siete y cinco había 114 conectados, así que comencé con el taller.
La presentación me sirvió de apoyo porque el contenido lo improvisaba.
Mi voz temblaba en ratos y por unos segundos casi me quedo mudo.
Cuando el taller estaba por finalizar, mi amigo bajó y me dijo que la transmisión estaba congelada.
No sabía qué hacer y quería que la tierra me comiera.
Así que leí los comentarios de las personas:
«No veo nada»
«¿Por qué no avanza la pantalla?»
«Te quedaste parado».
Decidí continuar aunque mi pantalla no avanzara y prometí enviarles la repetición del taller.
Al final, hice el ofrecimiento de mi curso, pero no tuve ninguna venta.
Minutos después de haber terminado, me sentía esperanzado, aunque con un nudo en la garganta.
Mi presentación se había congelado y no podía evitar sentirme como un fracaso.
No podía entender porque estas cosas sucedían, pero tuve que aprender la lección.
Cuando la tecnología se vuelve un obstáculo, no puedes controlarlo.
Tienes que fluir y soltar, es la única manera de continuar.
Pero SI TIENES CONTROL SOBRE CÓMO REACCIONAR Y QUÉ HACER AL RESPECTO.
Los días pasaron y se llegó el cierre de inscripciones.
Era la primera edición de mi curso y estaba más que emocionado.
Solo una persona se inscribió y me sentí muy bendecido de que confiara en mí para ayudarle.
Ese fue el primer webinar de más de 200 que he dado.
Cada taller ha sido una experiencia distinta, llena de aprendizajes y muchas lecciones.
He ayudado a cientos de personas a escribir y publicar sus libros y he clarificado el mensaje que quiero comunicar.
He desarrollado nuevas habilidades y he perdido el miedo de hablar frente a una audiencia.
Gracias a estas experiencias pude lanzar mi Podcast «Vivir de Escribir», donde comparto tips sobre escritura y hablo sobre mi viaje como autor.
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