#358 – Porqué nunca tenemos tiempo para trabajar en nuestros objetivos

En los últimos días he estado trabajando en objetivos que llevaba mucho tiempo postergando.

La verdad es que nunca me daba el tiempo para comenzar porque tenía miedo de fracasar.

Cuando pienso en el fracaso de estos objetivos concluyo que no tenía sentido pensar en ello.

Era la primera vez que llevaba a cabo un proyecto tan grande y complejo, que quería empezar de la mejor manera posible. Y esa era la razón por la que nunca comenzaba.

He estado grabando episodios para mi Podcast, escribiendo artículos y trabajando, siempre, en un nuevo libro desde hace un año y nunca me daba tiempo para hacer lo que también era importante.

Como autor debes cuidar la congruencia en tus historias, sobre todo si dentro de tus planes está el crear un universo entero de personajes, mundos e historias.

En mi caso, ese es uno de mis objetivos.

Quería tener todo documentado y, como sabía que era complejo de realizar, nunca lo empezaba.

Esto me recuerda a mis tiempos de empleado. Cuando era consultor de procesos, solo trabajaba en los proyectos que me asignaban. Los proyectos que más podían beneficiar a la empresa eran importantes, sin embargo, siempre se daba prioridad a lo urgente.

Esto me molestaba de sobremanera, porque las reuniones de levantamiento de información terminaban canceladas las mayoría de las veces.

Una vez pasé hasta casi un mes sin hacer absolutamente nada, más que reportes sin sentido, porque los proyectos importantes habían sido cancelados y solo se daba prioridad a lo urgente.

Como emprendedor, trato siempre de trabajar en lo importante. Crear contenidos semanales es parte de mi emprendimiento, por lo que siempre tengo que estar aprendiendo y experimentando estrategias nuevas.

Pero tuve años en los que solo trabajaba en lo urgente, por ejemplo, cuando iba a dar un webinar.

«Tengo que dar este webinar la semana que entra, así que solo me voy a dedicar a eso».

Dado que mi mente estaba solo en el webinar, que no tiene nada de malo, no me daba el tiempo para lo importante, que era seguir escribiendo nuevos libros.

Cuando me tardé casi 8 meses en lanzar El Misterio de la Máscara, quería que la tierra me comiera vivo. ¿Te imaginas a todos mis nuevos lectores esperando la segunda parte? Bueno, ahora imagina a los que se leían el libro en menos de dos días.

Al ponerme en su lugar me siento hasta frustrado y con el hype a todo lo que da.

Pasé varios años con la atención bastante baja, porque me enfocaba solo en lo urgente. Creo que este es un error que uno comete como emprendedor, porque tu trabajo es medir lo que vas haciendo y establecer posibles mejoras que deberás implementar con el paso de los días.

¿Qué puedes medir como emprendedor?

  • La frecuencia con la que estás publicando un artículo nuevo.
  • Si tu webinar tuvo ventas o no y qué pudo hacer pasado para no tener ventas.
  • Cuánto te tardaste en escribir un número específico de palabras.
  • El rendimiento de tus anuncios, si es que estás publicitándote en la Internet.

No se puede mejorar algo que no se mide y eso es clave para un emprendmiento. Tenemos que llevar nuestras propias métricas porque, muchas veces, el éxito de un negocio digital dependerá de qué tan bien manejas tus números, es decir, tus estadísticas y qué tan bien tus potenciales lectores se convierten en fieles lectores.

¿Te fijas en lo importante que es esto?

Debes tener claro cuales son tus objetivos a largo plazo. Si es bajar tantas tallas en tanto tiempo, sé específico al establecer los números que deseas lograr.

En el caso de la pérdida de tallas lo más común es que tu resultado sea un cambio de hábitos que te ayude a llevar un estilo de vida más saludable.

Eso es lo que sucedió conmigo. Perdí muchos kilos, grasa y tallas, pero también gané voluntad para mantener mis hábitos y me sentía feliz con mi estilo de vida saludable.

Si eres escritor, plantea cuantos libros quieres escribir al año. Si un libro es tu objetivo a largo plazo, enlista las actividades que vas a realizar para poder escribir ese libro. Por ejemplo: hacer el tiempo para escribir o hablar con tu familia para mostrarles la importancia de tu libro y pedirles que no te interrumpan cuando estés escribiendo.

La verdad es que tenemos tiempo para todo, el problema es que no nos damos ese tiempo porque no nos comprometemos con nosotros mismos a lograr el objetivo. Puedes empezar a trabajar en tu objetivo a largo plazo, incluso si le dedicas solo 10 minutos al día.

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