Construir un hábito puede ser un reto para muchos.
Sabes que tienes una gran carga de actividades en tu día a día y eso te hace pensar que no tienes tiempo.
No olvidemos las distracciones que, en esta era tecnológica, están a la orden del día.
Para lograr una meta muchas veces necesitas construir un hábito, pero esto no significa que debas renunciar a todo.
Se trata de hacer el espacio y el tiempo necesario para que logres lo que de verdad quieres en tu vida.
Un hábito es la capacidad de ejecutar una tarea específica de modo automáticco, sin sentir presiones o resistencias.
El reto está en construir ese hábito, porque muchas veces te sientes poco preparado.
Por ello te recomiendo comenzar con pasos pequeños, es decir, dedicando desde 10 minutos al día.
Tan simple como se escucha.
A la semana tendrás 50 minutos de esa actividad que realizaste, si contamos de lunes a viernes, y al mes tendrás 200 minutos aproximadamente.
Supongamos que estás tratando de lograr el hábito de leer, pero te cuesta mucho porque sientes que no tienes tiempo.
Haces una evaluación de tus actividades diarias y descubres que tienes huecos de 10 minutos libres.
Eliges una lectura que sea de tu agrado y decides comenzar.
Casi, en la mayoría de los casos, 10 minutos equivalen a 4 o 5 páginas.
¿Suena mejor que no leer nada, verdad?
Eso es lo poderoso de cuando inicias con pasos pequeños. Sientes que has hecho en 10 minutos lo que tal vez no hiciste en años.
El verdadero reto viene cuando debes hacerlo todos los días.
Para ello te recomiendo hacer un seguimiento de tu nuevo hábito, que Darren Hardy, autor del libro El Efecto Compuesto, llama «Registro de Ritmos».
Aquí escribirás el nombre del hábito que estás construyendo, vas a establecer una frecuencia (es decir, cuantas veces a la semana lo harás) y utilizarás un recuadro para cada día de la semana, que irás marcando con una «X» cuando hayas completado la acción en tal día.
La primera vez que utilicé este formato fue cuando vivía en West Chicago durante el 2016.
Como entraba a trabajar a las 10 de la mañana y tenía que viajar en tren por 1 hora, me costaba mucho tener tiempo para hacer ejercicio todos los días. Acababa de mudarme al departamento y no conocía el vecindario. Sabía que la única forma era explorarlo y qué mejor que hacerlo con el ejercico.
Así que, después de leer el libro de Darren Hardy, empecé a utilizar el Registro de Ritmos para ayudarme a mantener la constancia de salir a correr.
Empecé dedicando solo 15 minutos al día, tiempo que me era suficiente para correr 2 kilómetros y medio.
¿Era mejor que nada, no?
Con el pasar de los días me fui levantando más temprano y hubo algunos días en los que corría hasta 5 kilómetros, lo cual era genial.
Hoy en día tengo hábitos nuevos en proceso de construcción. Uno es la Documentación de todo el universo de los Protectores que, al ser un proyecto de larga duración, decidí dedicar al menos 10 minutos al día.
He logrado mucho más dedicando poco tiempo, pero siendo constante.
De hecho, mi mente me dicta que debo hacerlo, sin necesidad de recurrir al registro de ritmos, lo que significa que ya me he programado para llevar a cabo estas actividades.
Ese es el efecto compuesto de mantener la constancia.
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