¿Te has preguntado si hay una forma de traer más paz en tu vida?
¿Cómo puedes concentrarte cuando traes muchas cosas en la cabeza?
Eran las mismas preguntas que yo me hacía cuando me adentré en el mundo de la escritura. Sentía que había mucho ruido a mi alrededor, siempre dejaba las cosas para después y tenía que hacer algo al respecto para solucionarlo.
Hace unos años asistí a un curso llamado “Meditación Vipassana”. En mi vida había escuchado esa palabra y no tenía la menor idea de lo que significaba.
Fue en Diciembre del año 2014 cuando una de mis mentoras y amigas me comentó que asistiría a un curso de meditación de 10 días. Lo primero que pasó por mi mente fue un grupo de personas haciendo yoga.
¿Acaso es una técnica nueva de meditación?
¿Ya existía desde antes?
¿Cómo me ayudaría eso en mi faceta de escritor cuando tengo tantas cosas en la cabeza?
Estas preguntas se aclararon cuando investigué un poco al respecto. Era una técnica enseñada por Buddha siglos atrás.
Pero lo que no me explicaba era:
¿Qué clase de loco se regalaría 10 días de su vida para asitir a un curso de meditación?
Días después hablé de nuevo con mi amiga y descubrí que había tenido un cambio radical después del curso. ¿Qué le habrá sucedido? ¿Habrá encontrado lo que tanto buscaba?
Resultó que así fue y entonces me pregunté:
¿Me servirá a mí? ¿Cómo sé que me traerá esa paz mental que necesito?
Pues no quise indagar más en el tema y terminé inscribiéndome aunque no sabía lo que estaba haciendo.
Los días de vacaciones que mi empleo me daba se acomodaban justo con los días que necesitaba. Quería saber de qué se trataba, aunque me sintiera muy confundido. Necesitaba algo que le diera paz y tranquilidad a mi mente.
Había fracasado con mis primeros cuatro negocios, me sentía muy agobiado y quería una dieta de toda la información que traía en mi cabeza. Quería ir más profundo y encontrar algo que me diera eso que buscaba.
Pasaron los meses y la espera llegó a su fin. Fue un miércoles 8 de Abril del 2015. Aunque había investigado sobre el curso, no tenía idea de lo que me esperaba. Sabía que era un curso muy difícil y ¿te digo algo? Casi dejo de ir una semana antes.
Estaba nervioso pero contento a la vez de vivir esta experiencia.
Así que llegué al recinto dónde se llevaría a cabo el curso. Nos preparamos para el registro y después me fui a la habitación que me asignaron.
Mi primera noche en el recinto fue un poco extraña. Estaba completamente sólo en la habitación que me había tocado. No tenía compañeros de cuarto ni nadie que me acompañara.
Pero lo más curioso era ser libre de todas las distracciones. Nada de redes sociales, Internet, amigos, familia, trabajo, etc. Nada.
El primer día del curso fue de lo más raro. Tenía años sin despertarme a las 4 de la mañana y sobre todo para meditar.
Mi paladar iba bien entrenado en cuanto a la comida se trataba. Debía acostumbrarme a la alimentación vegetariana así que no tuve ningún problema al respecto.
Lo duro fue estar completamente sólo y no poder hablar con ninguno de los otros 70 compañeros del curso. Del primero al cuarto día quería huir de ahí. Quería irme a mi casa, incluso hasta soñaba que lo hacía. Así que me armé de valor y me propuse aguantar hasta al final.
Fue difícil al principio. Tuve que adaptarme a la vida de un monje durante 10 días en completo silencio. Sin tener contacto físico, verbal o visual con los demás participantes del curso y sobre todo sin ninguna distracción a la mano. Alejado completamente de la civilización.
Cuando inicias el curso practicas una técnica llamada Anapana, que es usada para concentrar la mente a través de la respiración. Para mí fue todo un reto. La mente se me iba para todos lados y no me concentraba para nada. Iba de un pensamiento a otro y de un sentimiento a otro.
Después de trabajar durante 3 días con Anapana, comenzamos a practicar Vipassana una vez que llegó el cuarto día. Vipassana significa “ver las cosas tal y cómo son”, sin aversión, sin rencores y sin apegos.
Mientras concentraba mi mente para comenzar a practicar Vipassana me di cuenta que estaba experimentando muchas sensaciones dentro de mi cuerpo.
Era cómo un fuego que se disipaba poco a poco a medida que mi mente entraba en una profunda calma. Me sentía ligero, sin tiempo y sin espacio.
Te cuento que yo fui a Vipassana con la intención de calmar mi mente ante la cantidad de proyectos que traía, pero terminé encontrando más cosas de las que esperaba.
Vipassana es una técnica que nos ayuda a purificar nuestra mente, eliminar aversiones, disgustos, rencores y ego. Aprendes ver todo con pragmatismo.
Si te cuento a detalle todo lo que viví en el curso, creo que nunca acabaría. Pero algo que me impresionó es el nivel de conexión que experimentas contigo mismo, tanto físico como mentalmente.
Descubrí que tenía demasiados apegos (dos años después aún los tengo) y mi conclusión fue que debía trabajar eso sobre todo cuando quería tener buenos resultados.
Durante los días 5, 6 y 7 mi estancia en el recinto fue más relajada. Al principio fue muy duro pero después me di cuenta que era un proceso que tenía que vivir. Aceptas que debes estar ahí y regalarte el tiempo que dure.
Los últimos días fueron grandiosos, experimenté cosas que en mi rutina normal nunca podría, porqué no había practicado la meditación antes. No sólo logré calmar mi mente, sino que experimenté un nivel de conexión muy profundo conmigo mismo. Si antes no me gustaba estar sólo, ahora me encanta.
Creo que la experiencia de cada persona que asistió al curso fue muy diferente a la mía pero el trabajo hecho durante esos 10 días fue maravilloso.
Una de las cosas que te puedo decir es que aprendes a eliminar todos los sufrimientos, los miedos, los rencores, todos aquellos sentimientos que no te dejan avanzar. Aprendes a mantenerte ecuánime ante toda situación que suceda a tu alrededor.
Regresar al mundo real después de pasar 10 días meditando resultó abrumador en un principio. El verdadero reto estaba ahí. Las primeras noches que dormí en mi cama, pude sentir los latidos de mi corazón a través de mis pies y esto se debió al trabajo hecho durante el curso.
Fue algo que jamás había sentido. Sabía que si debía calmar mi mente y encontrar un poco de paz en mi día a día, tenía que seguir practicando la técnica.
Mantener el hábito de meditar durante los siguientes meses fue todo un reto para mí. Vivir en un mundo dónde tienes un empleo y muchos compromisos de por medio, hace que comiences a olvidar todo lo que quieres lograr.
Así que si de verdad quería mantener el hábito de meditar, tenía que encontrar la manera de lograrlo.
Si tu mente es un músculo, entonces la meditación es cómo ir al gimnasio. Entre más fuerte sea el control que tienes sobre tu mente, serás más capaz de controlar conscientemente tu enfoque y la forma en la que procesas la nueva información.
Cómo escritor y emprendedor, muchas de las cosas que he logrado estos últimos dos años han sido gracias a la meditación.
En todo lo que hago desde que comencé a practicarla, he notado que mi mente está más enfocada y siento que soy capaz de eliminar toda distracción innecesaria y quedarme con lo verdaderamente importante.
¿Cómo Meditar?
Te recomiendo que lo hagas durante las mañanas, al levantarte de la cama. Apaga la alarma en el momento que suene, toma un vaso de agua y busca un lugar silencioso. Coloca un cojín sobre el suelo y úsalo para sentarte durante los 15-20 minutos que dediques a esta práctica.
Te recomiendo usar la aplicación Insight Timer para registrar tus sesiones de meditación y motivarte para fomentar el hábito. Siéntate con las piernas cruzadas y coloca las manos encima de los regazos. No te preocupes si tus piernas no están bien cruzadas, trata de estar lo más relajado posible y mantén tu mirada al frente.
Ahora viene la parte difícil que es mantener tu mente calmada. Cierra los ojos y pon atención a tu respiración. Observa cómo entra y sale lentamente. Haz lo mismo de nuevo. Intenta contar las respiraciones de manera que puedas concentrarte mejor. Es normal que los pensamientos y las distracciones vayan y vengan.
No te juzgues, ni te enojes, ni te frustres. Simplemente reconoce todo sentimiento que experimentes, déjalo ir y restablece tu conteo. Haz esto durante los 15 o 20 minutos que hayas decidido.
Te aseguro que se sentirán cómo si hubieras meditado durante horas. Cuando pasen los primeros cinco minutos, vas a querer levantarte. Tu mente se volverá loca. Lo más probable es que tengas mil pensamientos a la vez, pero no pasa nada.
No te juzgues. Simplemente déjalo ir y comienza la cuenta de nuevo.
Porqué Deberías Meditar
La meditación te permite enfocarte en tareas específicas y evita que te desvíes haciendo otras cosas. Aprendes a estar más presente y la práctica diaria puede incrementar tu enfoque y fomentar la disciplina.
Te ayuda a reducir el estrés que comienzas a sentir cuando las cosas no salen cómo querías. Desde que tengo 19 años padezco ataques de ansiedad y están muy relacionados con el estrés que vivía. La meditación me ha ayudado a controlar mi ansiedad y gracias a eso puedo disfrutar más de mi trabajo cómo emprendedor y escritor.
Cuando te sientas molesto o has tenido un mal día, la meditación puede ayudarte a lidiar con estos sentimientos y controlar lo que tu mente transmite a tu cuerpo.
La meditación te entrena para eliminar toda la basura innecesaria que tienes en tus patrones de pensamiento. Esto hace que liberes tu mente para retener lo que de verdad es útil e importante de manera más eficiente.
En conclusión, la meditación es una práctica que puedes llevar a tu vida diaria empezando con dedicar sólo 15 minutos al día. Entre más meditas, eres más capaz de convertirlo en un hábito.
Si algún día sientes que necesitas darle paz y tranquilidad en tu vida, la meditación puede ser una forma de conseguirlas.
Para aprender a meditar NO necesitas irte a un curso de 10 días, aunque Vipassana puede ser una excelente opción si no te sientes cómodo empezando en casa y lo mejor es que no tiene costo.
Es completamente gratis ya que son financiados por estudiantes antiguos que han pasado por este proceso y han completado un curso de 10 días.
Además, la comida vegetariana es deliciosa y todos te tratan como si fueras un rey.
Y tal vez te estás preguntando, ¿Por qué es gratis? En mi opinión, creo que no hay un precio o una suma específica de dinero que pueda pagar lo que vives y experimentas en esos diez días.
Te dejo la página donde puedes adquirir información:
Cuéntame en los comentarios,
¿Alguna vez has sentido que necesitas calmar tu mente?
¿Quieres dejar de procrastinar y conseguir tus objetivos?
Me encantará leerte 🙂
Checko Martinez