#378 – Escribir un libro es como correr un maratón

En el 2012 me propuse convertirme en un corredor.

Tenía algo de sobrepeso encima y quería encontrar el mejor modo de ponerme en forma.

Así que un día sali a correr.

Mis primeras carreras no fueron las mejores.

Vivía en San Nicolás de los Garza y recuerdo que acostumbraba correr en un parque muy concurrido, cerca de anillo periférico.

La pista es demasiado genial porque tiempo después recorrí esa pista para completar mis 10-12 kilómetros.

Pero al principio me fue muy mal.

No tenía el calzado adecuado y tampoco la condición para aguantar fácilmente un kilómetro.

Ni siquiera aguantaba corriendo 100 metros.

Qué culpa tenía la pista ¿no?

Pasaron los meses y algunos días salía a correr/caminar y otros me quedaba encerrado en casa.

Estaba muy desmotivado.

En el 2012 me mudé a otra zona de ese municipio donde ya no había una pista al alcance, solo unas calles bastante largas, por lo que me costaba hacerme a la idea de correr en calle.

Los meses finales del 2012 y todo el 2013 fueron duros en cuanto al ejercicio.

Tenía un empleo en el que salía a las 7 de la noche y llegaba a casa a las 8:30 o 9, sin ganas de nada.

Cuando estuve desempleado, durante mayo y agosto de 2013, me di cuenta de que mi vida necesitaba un cambio.

Así que me propuse salir a correr, de nuevo, sin importar cómo pudiera lograrlo.

Empecé como con el pie izquierdo. Sin un plan o un método adecuado.

Corría distancias cortas lo cual ayudaba un poco.

Buscando vídeos en YouTube aprendí nuevas técnicas para ser un mejor corredor. Completaba pequeñas distancias todos los días y generé la condición para correr mis primeros 2.5 km sin parar durante el 2014.

Para ese año ya estaba siguiendo un régimen de alimentación, no tan estricto, pero si limitando las porciones de comida.

El día que corrí mis primeros 5 kilómetros sin parar fue increíble. Me sentí una persona capaz de todo y mi espíritu se sentía muy libre. Era una satisfacción realmente hermosa.

Así que un día, mientras corría, hice una analogía que voló mi mente.

Si empecé a correr completando pequeñas distancias diarias y me estoy preparando ahora para mis primeros 10 kilómetros.

¿Qué tal si escribo un libro completando párrafos diarios en lugar de páginas?

¿Y si el libro completo es mi maratón?

Esta analogía cambio mi vida por completo y la apliqué sin dudarlo. Escribí el primer libro en 60 días, un poco más de lo que me tardo hoy en día, pero si te fijas, hay demasiada similitud.

Un maratón son 42 kilómetros y un libro equivale a una cantidad determinada de palabras. Lo más normal son 40,000 palabras.

La preparación para un maratón requiere de un plan específico con distancias que debes correr cada día que se te indique.

Igual sucede con un libro. Para completar el primer borrador necesitas un plan que te indique cuantas palabras debes escribir cada día que tú indiques.

Suponiendo que tu libro es de 40,000 palabras y lo vas a escribir en 60 días, dedicándote a él solo de lunes a viernes, tendrías que completar 666 palabras diarias.

¿Te fijas en lo parecido que es?

De hecho, puedes empezar con 666 palabras y aumentar el número de manera gradual y llegar hasta las 1,500 palabras diarias, un número bastante lograble. Esto puede ayudarte a finalizar el libro en menos de 60 días.

Por eso me gusta mucho comparar un libro con un maratón.

Además, en la escritura, también realizas ejercicios de calentamiento antes de comenzar a escribir el libro. Estos calentamientos son tus lluvias de ideas, mapas mentales y la estructura de tu libro.

Si quieres profundizar estos aprendizajes, te recomiendo mucho ver mi entrenamiento «Cómo escribir tu libro en 60 días sin sufrir horas de bloqueos frente a la página en blanco», estará disponible solo por tiempo limitado.