#332 – Evita la comparación y enfócate en tu propio camino

Si tan solo fueras como fulanito, ya hubieras…

¿Cuántas veces no escuchaste un comentario como ese?

Desde pequeños e incluso hasta en la adultez, hemos escuchado comentarios donde nos comparan con otras personas.

Puede que lo hayas escuchado directo de tus padres, maestros, hermanos, pareja e incluso los amigos.

Este estigma de la comparación ha existido desde hace mucho tiempo.

El problema con esto es que crea un síndrome de perfeccionismo que puede poner en riesgo la salud mental de la persona.

A mí nunca me gustó que me compararan y yo creo que a tí tampoco, pero era innevitable no compararte con otros.

Sobre todo cuando se trataba de sacar buenas notas en la escuela.

Si no se cambia el estigma de la comparación, sus consecuencias en la adultez pueden crear situaciones incómodas e incluso llegar a provocarte tensión.

Porque estás viviendo tu vida, pero piensas que puede ser mejor y buscas a otros que tengan lo que tú no tienes.

Ya sea el trabajo «perfecto», el novie perfecte, el carro del año, etc.

Tengo un amigo al que le gustaba comprarse el teléfono de última moda.

Cambiaba su iPhone cada año.

Un día le pregunté: ¿por qué tanta urgencia de comprarte el último iPhone?

Me respondió: «es que todos en la ciudad lo están comprando».

Me quedé pensando: ¿really, dude?

¿Te fijas?

Yo, personalmente, me tardé 7 años en cambiar mi iPhone 4S y, no te voy a mentir, si me vi tentado en muchas ocasiones de cambiarlo, porque todos ya se habían actualizado a un teléfono de último modelo.

Pero aprendí con el tiempo a vencer el síndrome de la comparación y decidir que no tenía un teléfono nuevo porque mis prioridades eran otras.

Cuando estas prioridades se cumplieron, actualizar mi teléfono se volvió en una prioridad a inicios de 2020.

La pila dejó de funcionar y debía tenerlo conectado todo el tiempo. Por cuestión de mi negocio en el Internet y tener una manera de comunicarme con mi gente, tuve que comprarme uno nuevo.

Incluso, en el mundo del Internet he visto este síndrome de la comparación por todos lados.

De hecho, uno de mis colegas me dijo que estaba probando una nueva estrategia porque todos lo estaban haciendo.

Le pregunté: ¿qué sucedió con lo otro que estabas haciendo?

No me respondió inmediatamente hasta días después:

«Sabes qué Checko, lo hice unos días y no me dio resultados».

Yo también estuve así un tiempo, sobre todo en mis comienzos como emprendedor. Probaba por aquí y por allá, pero solo estaba haciendo lo que todo el mundo hacía.

Probando la última estrategia de moda para tener resultados al corto plazo.

No me enfocaba en mi propio camino, que era lo más importante.

A veces, lo que se necesita para que tengas resultados, es ser constante en lo que estás haciendo.

Ya sea escribir todos los días, salir a correr para documentar tus rutinas en Instagram, tomar fotografías de edificios en tus caminos, leer un nuevo libro, etc.

La constancia es la clave, pero como estamos acostumbrados a los resultados al corto plazo, dejamos de hacer las cosas.

Creo que ese es el error. No mentalizarnos de que algunos resultados llevan más tiempo que otros. Por eso, muchas veces, es mejor establecer hábitos, en lugar de metas.

Sobre todo cuando vas comenzando.

Así que, la próxima vez que sientas esa inquietud de compararte con otro colega, solamente pregúntate:

¿Esa persona tiene los resultados que yo quiero tener?

Si es así, averigua lo que hace e incluso puedes preguntarle, pero no te mantengas en el sentimiento de la comparación y lamentándote porque no has logrado lo que el ya logró.

Solo tómalo como ejemplo a seguir para que tú también puedas lograr lo mismo.

No a todos nos toma el mismo tiempo lograr un objetivo. Para algunos puede ser un mes, para otros tres meses, incluso, hay algunos que les lleva más del tiempo.

Lo importante es que disfrutes el proceso enfocándote en tu propio camino.

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