#19 – Cómo perseguir tu pasión y enamorarte de tu escritura

Sentimos que hay algo en nuestro interior que debe ser expuesto al mundo. Es un llamado que te alenta a crear cosas que te gustan y que crees tendrán un impacto positivo en el mundo. Llegará un momento en el que finalmente estarás haciendo algo que amas y después de un rato, olvidarás porqué empezaste.

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Hace algunos años cuando estudiaba en la primaria, recuerdo que pasaba los ratos libres dibujando en las últimas páginas de mis cuadernos. Era algo que hacía mucho y la verdad me encantaba y sentía que era la forma de transmitir las historias que creaba en mi mente aunque fuera para mi mismo.

Los años pasaron y fui creciendo. La gente a mi alrededor iba cambiando. Recuerdo que no salía a jugar por las tardes cómo todo niño «normal» hacía. Prefería llegar del colegio y quedarme en casa creando mundos extraordinarios. Ahora no sólo había dibujos, había diálogos en ellos.

Estas historias merecían ser contadas y a medida que ponía más dedicación y empeño cobraban más vida. Mi padre siempre me decía que sólo estaba perdiendo el tiempo y que no era normal que me quedara las tardes encerrado en casa, pero para mi era lo más increíble del mundo. Me adentraba en mundos extraordinarios, mágicos y llenos de fantasía.

¿Que quería ser cuando fuera grande?

A la edad de 12 años hice el primer ejercicio de visualización en una de las clases del colegio. Una profesora nos pidió a mi y a mi grupo que dibujáramos cómo queríamos vernos en un futuro cuándo nos convirtiéramos en adultos. Desde ese momento supe que quería contar historias.

Jamás alguien me había pedido que hiciera un ejercicio de tal magnitud… lo único que había escuchado era: Sergio tienes que ir a la escuela para que saques buenas calificaciones y pases al siguiente año y en un futuro puedas ir a una buena universidad. Pero en mi mente, había otra cosa.

Todavía recuerdo el dibujo que hice, era un hombre adulto sentado en un escritorio, con gafas puestas y una computadora portátil frente a él. Ese era yo. Era cómo me visualizaba en unos años aunque la profesión de aquel personaje fue un completo misterio durante muchos años.

En el 2005 me fui a vivir a Monterrey, México para estudiar la universidad y hombre, fue uno de los cambios más duros que pude haber atravesado, dejar a mi familia y seguir el modelo del status quo. Había decidido estudiar una ingeniería ya que era lo que un «estúpido test» me había dado cómo resultado. La idea de ser un escritor había quedado olvidada y muy fuera de mis territorios.

Y la verdad eso fue muy duro…

La universidad se convirtió en el lugar dónde pasaba mañana, tarde e incluso la noche cuando me uní a la política estudiantil. Durante el 2006 y 2007 tuve la oportunidad de hacer mis propios horarios y con eso logré tener más tiempo para mí así que una tarde del 2007 prendí mi computadora y abrí un documento blanco en word. La página estaba intacta y me paré para ir hacia una caja que guardaba varios de mis cuadernos con mis dibujos e ideas que durante años había creado.

De vuelta a la escritura

 

Comencé a escribir de nuevo y me volví a enamorar de mis historias. Ese grupo de amigos que había creado años atrás y que combatían las fuerzas del mal ahora tenían más vida que nunca y volvieron a formar parte de mi vida.

Cuando les contaba a mis amigos en la universidad sobre los libros que estaba escribiendo, algunos me decían loco pero otros me alegraban el día diciéndome que no podían esperar a leer mis historias. Así que les compartí un poco y la verdad quedaron encantados.

Cuando terminé la universidad había escrito más de 500,000 palabras en tan sólo cinco libros distintos. Pero el tiempo se me iba de las manos ahora que tenía mi primer empleo y las cosas eran más duras. Dejé de escribir y sentí que no valía la pena hacerlo.

No fue hasta el 2012 cuando una reveladora conversación con un grupo de amigos quienes me hicieron una pregunta que cambió mi modo de ver las cosas: «Si pudieras elegir otro trabajo que no sea el de un Analista de Procesos, ¿que elegirías?». Mi respuesta fue: «Quiero ser un escritor».

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Fue cómo una epifanía y fue cómo reclamar mi verdadera identidad. Desde ese momento sentí que todas las situaciones, cosas, personas que se habían presentado en los últimos años habían sido un empuje para lo que realmente me importaba: mi verdadero llamado.

«Cuando dices lo que eres, antes de que otros crean lo que es verdad acerca de ti, tienes que creerlo tu primero.» — Steven Pressfield

Los años siguientes escribí sin parar. Sabía lo que realmente quería y haría cualquier cosa con tal de lograrlo. Hubo muchas frustraciones, miedo al rechazo, padecí del síndrome del perfeccionista y el síndrome del impostor, pero sabía que tenía que cumplir con lo que me había propuesto.

Desde el momento en el que supe que era un escritor y que sólo tenía que escribir, me propuse hacerlo sin dejar que nada me detuviera. Comencé a escribir, todos los días. Y lo más loco de todo fue que comencé a creer que realmente era un escritor. Me enamoré por completo de lo que hacía día tras día y sentía que podía hacerlo sin importar la hora.

3 Pasos para Seguir tu Pasión y Enamorarte de tu Escritura

Ahora quiero contarte cómo es que tu también puedes lograrlo:

• Conviértete en un profesional: ¿Alguna vez has escuchado sobre la leí de la atracción? Bueno, si no lo has hecho, ve este vídeo. Si ya lo has hecho, entonces sabes de lo que estás hablando. Muchos de los autores que defienden esta ley, dicen que primero tienes que creer firmemente lo que quieres ser y después tienes que actuar. La forma de actuar se basa en la acción masiva, en la constancia de hacer las cosas día tras día y sobre todo en ser perseverante. Steven Pressfield dice que cuando dices lo que eres, antes de que otros crean lo que es verdad acerca de ti, tienes que creerlo tu primero.

• Encuentra tu voz: Tienes que ser tu mismo a toda costa. Entiendo que durante años has leído muchos libros sobre el género que te guste y quizá hayas buscado las palabras adecuadas para escribir tu historia, pero tienes que hacerlo bajo tu propia voz para que puedas hablar de una forma en la que es cierta para ti. La mejor forma de hacerlo es practicar constantemente.

• Escribe para ti mismo: La única persona sobre la que necesitas preocuparte cuando estás escribiendo eres tú. Este es el secreto para lograr la satisfacción máxima: hacer lo que amas y disfrutarlo cuando nadie está viendo. Lo divertido es que cuando lo haces, no estás escribiendo sólo para ti. Mucha gente lo está haciendo de la misma manera!

«La mejor forma de escribir algo inspirador es vivir una vida inspiradora» — Stephen King

Obviamente no puedo decirte exactamente cómo enamorarte de tu escritura o cómo exactamente perseguir tu pasión, pero lo que si puedo hacer es contarte cómo sucedió conmigo. Por ello, si decides perseguir tu pasión y escribir por amor al arte, me encantaría escucharlo de ti.

Cuéntame en los comentarios, ¿cuál es tu historia?

Me encantará escucharla de ti!

Checko